
En estos últimos días vi tres películas que me hubiese encantado ver en cine, pero que por culpa de la maldita distribución local tengo que conformarme con ver en la pantalla de mi tv o de mi pc.
La primera de ellas es Clerks 2, secuela de aquella gran película de Kevin Smith que tuvo buena repercusión en todo el mundo salvo acá. Yo bastante fanático de Kevin, tenía un poco de miedo.
Es que su última película fue Jersey Girl, donde parecía haberse comido un Campanella. Pero Kevin volvió a ser el Kevin de siempre y entregó una película completamente feliz; tan feliz que hasta tiene una secuencia musical. Los queridos personajes de la original volvieron con todo, los habitués de la filmografía de KS (Jay & Silent Bob, Jason Lee, Ethan Suplee, Ben Affleck), hacen grandes apariciones y se suma una adorable Rosario Dawson y un ídem ignoto Trevor Fehrman. El humor smitheano sigue intacto, los chistes guarros y las referencias pop están y resultan desopilantes (especialmente imperdible es el momento en que Randal filosofa sobre la trilogía de El señor de los anillos y un climax que incluye una ruptura, el comienzo de una historia de amor, una especie de coming out y un tipo cogiéndose a un burro, todo esto a la vez). Pero Smith ama a sus personajes, y por eso cede un poco al cinismo de la primera Clerks para darles un final feliz que, lejos de resultar forzado, termina siendo emocionante. Mientras que Adam Sandler creció y tiró su carrera por la borda, Smith nos demuestra que también creció, pero que luego del traspié que significó Jersey Girl, supo seguir siendo el mismo de antes.
Sarah Silverman: Jesus Is Magic es una película que documenta una presentación de la stand-up comedian del título. Parafraseando a Troy McClure, tal vez puedan recordarla por su participación como la novia insoportable de Mike White en Escuela de Rock, o como quien mejor cuenta el chiste en The Aristocrats. Sarah hace un humor a prueba de sensibilidades; se ríe de la incorrección política que es cada vez más fuerte en EE.UU. y no le hace asco a nada. Quienes crean que Sarah es racista es porque no entendieron absolutamente nada. Y quienes la vean por su subtítulo digamos que van a huir despavoridos. Porque Sarah se carga a todo el mundo: al pueblo judío a quien pertenece, al cristianismo ("si, los judíos matamos a Cristo, y lo haríamos de nuevo"), a los negros, a los blancos, a la comunidad homosexual y a la heterosexual ("mi sobrina favorita salió del closet. tiene siete años. y lo peor es que mi hermana la castigó. one week without pussy"), a los enanos, a los chinos, a ella misma, a nosotros.
The Ringer es una producción de mis adorados hermanitos Farrelly, donde Johnny Knoxville (wishyouwerequeer) se hace pasar por discapacitado mental para entrar a las "olimpíadas especiales". Quienes conocemos a los Farrelly sabemos que esta es una excusa para que se nos muestre lo grossos que son los discapacitados. Aquí, como en todo lo que hicieron los Farrelly, no hay corrección política alguna, no se trata a los discapacitados como "especiales" ni son todos un pan de dios. No, aquí los únicos que se dan cuenta del engaño de Johnny son ellos, y cuando se enteran de sus razones (pagarle una operación a un amigo que en lugar de despedir de la empresa donde ambos trabajaban lo contrató como jardindero, y luego de un accidente perdió varios dedos) deciden ayudarlo a ganar. Esta es otra película con un amor infinito hacia sus personajes, y hacia la humanidad toda, y lejos de lo lacrimógeno-desagradable de un Patch Adams, lo hace con las mejores armas: a fuerza de golpes y porrazos.
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