Friday, February 02, 2007

Dragones, faunos, matadores, árboles, tangas

En otro intento de ponerme al día con todo lo que no vi, acá van un par de thoughts sobre lo que estuve viendo entre el miércoles y el jueves:

Eragon: Una berretada absoluta. Y como tal, puede resultar algo disfrutable. ¿Se acuerdan de Mi amigo Mac, plagio ultracheap de ET que logró estrenarse acá a fines de los 80, con un bicho horrible como extraterrestre y un niño -para hacerlo todo más asquerosamente lacrimógeno- parapléjico? Bueno, Eragon es a El señor de los anillos lo que Mi amigo Mac es a ET. Todo es barato, algunos "héroes" aparecen un total de 3 minutos en pantalla, la emoción es nula, John Malkovich es el villano con menos gracia en mucho tiempo, Eragon es un héroe con gracia aun menor, está tan mal filmada que las peleas no se entienden, tiene una heroina que seguro la eligieron porque se parece a Liv Tyler pero tiene cero relevancia en la historia y cuando la dragona que acompaña a nuestro "héroe" -que tiene la voz de Rachel Weisz, pero como para ahorrarse un efecto especial hicieron que cuando hablara no moviera la boca, porque claro, este dragón sólo habla en los pensamientos de su dueño, Eragon (¡¡¡pero hay escenas en que les habla a otros personajes!!!)- nace, está igualita al Mac de Mi amigo Mac... En fin, se supone que esta es la primera parte de una trilogía.

El laberinto del fauno: Fui con todas las ganas, a mí Del Toro me encanta. Pero hubo algo que me impidió el disfrute de toda la película: el diseño del fauno y de demás personajes de fantasía me parecieron espantosos. ¡Parecen personajes de una obra de teatro de Hugo Midón -y encima actuan y gesticulan parecido- no de una película de Guillermo del Toro! ¡¿Qué es ese bicho con los ojos en las manos?! ¡Parece un mimo! Y todos sabemos que los mimos apestan y deben ser erradicados de la faz de la tierra. Y ese cielo digital del final... ewwwww!!! Una lástima porque, trazos gruesos aparte, todo lo que no es fantasía en la película me gustó bastante.

The Matador: Otra que me había quedado pendiente del año pasado. Y lamento habérmela perdido en cine, porque me gustó mucho. Pierce Brosnan está absolutamente perfecto. Greg Kinnear lo mismo. Hope Davis lo mismo. Todos interpretan personajes muy queribles; es de esas películas en las que uno se querría quedar a vivir. Es del tipo de películas que hasta hace años se hacíoan a montones y ahora ya no se hacen. O sea, una película divertida, sin pretensiones, "linda de ver". Ojo con este tal Richard Shepard que es bueno.

El árbol: No vi la otra película de Gustavo Fontán que se estrenó, Donde cae el sol, pero esta película me pudo. Fontán retrata el día a día de sus padres y del árbol que se encuentra en la puerta de la casa de ellos de manera entrañable. Son grandes personajes que cuentan grandes anécdotas, y Fontán los registra con amor y respeto. La película resulta muy emocionante sin estridencias, y Fontán utiliza mucho y muy bien el fuera de campo para no manipular de ninguna manera, para dejar que la emoción fluya por sí sola (Campanella, aprendé). Una película realmente hermosa.

Apocalypto: Desde este momento, me declaro fan incondicional del antisemita este. Mel está completamente loco, pero usa su locura con buenos fines. Luego del suplicio que significó La pasión de Cristo, una película fea y mal concebida, con música horrible y fundidos a negro más bien televisivos pero que contenía un final (la resurrección) que parecía sacado de algún Terminator y que por eso resultaba altamente estimulante, Mel volvió a ser el gran director que fue en las excelentes Braveheart y El hombre sin rostro. Apocalypto es sangrienta, por supuesto. Muy sangrienta. Digamos que es puro gore. Pero también es pura emoción. La verdad que no me importa si, como andan diciendo historiadores varios, los Mayas no eran así. No si esto le da pie a Mel para hacer una película completamente física y sensorial, con una última mitad -que consiste en una persecusión- que es adrenalina pura. Mel sabe crear suspenso como pocos, y filma de puta madre. El digital le da la posibilidar de moverse más cómodamente en una película que está todo el tiempo en movimiento. Y encima, al igual que Michael Mann, logra que el digital no sea una barrera sino una virtud. Apocalypto es cine puro y del mejor.