Friday, August 25, 2006

Abajo el conchero

Hoy fue la primera vez que asistí al teatro de revista. Siempre detesté toda esa movida, pero nunca había visto ninguna obra, así que cuando el Capitán Intriga me invitó no me pude resistir; si bien era algo que a priori sabía que no me iba a gustar igualmente quería vivirlo en carne propia. Y así fue como el Capitán, su marido, Willito y yo nos encaminamos a un teatro de Corrientes y Libertad a ver Los locos mandan, la obra protagonizada por Nito Artaza, Moria Casán y Nicole Neumann. ¿Y con qué me encontré? Con una sucesión de sketchs pésimamente hilvanados, con chistes de malísimos para abajo (más allá de alguno rescatable), con números músicales cuyas coreografías estaban fuera de sincro, con un humor completamente misógino y xenófobo -hubo 15 insufribles minutos del show que consistieron en que uno de los "comediantes" tratara de pelotudo (y se lo dijera todo el tiempo) a un integrante brasileño del público, con el típico tono agrandado de argentino medio(cre)-, con un pintoresquismo argentinista que dio lugar a un número de tango extraterrestre muy mal bailado, con imitaciones peores que las que se suelen ver en Videomatch o en un espectáculo de los Midachi, sin un gramo de inventiva. Pongo un ejemplo: el espectáculo se llamaba Los locos mandan por ser un juego de palabras con Los Locos Addams (??????????), y el sketch que hacía honor al título transcurría en la casa rosada, cuyo patriarca era Homero Nestor Kirchner (???????????????????????????). Ni una idea se les cayó. También hubo una imitación bastante ofensiva de Carlos Tévez en una parodia de La Noche del Diez (ehhhh... ¿hello?, actualicen sus guiones, por favor), en el que Artaza imitaba a Tévez emulando (o copiando, o afanando) al Manouk de Fabio Alberti en Cha Cha Cha.

Lo interesante fue ver cómo el público la pasaba bomba y se reía de cada uno de los chistes como si se tratara de un show de Ben Stiller. El teatro de revista tiene un público cautivo que sin importar lo que le den lo va a disfrutar igual. ¿Y qué les daban? Bueno, a cada integrante del público que participaba (salvo al pobre brasileño, que no ligó nada salvo que se rían de él) le obsequiaban un vino... ¡¡¡¡Carcassone!!!! O sea, la gente se gasta su buen dinero en ir a un espectáculo así para recibir un vino que en cualquier lado sale 4 pesos. Al comienzo Moria dijo que una de las virtudes del espectáculo era su respeto por el público, cuando todo el tiempo no se hacía más que faltárselo.

El show duró dos largas horas, pero lo peor llegó para el final, cuando se interpretó una canción dedicada a "los artistas". La canción era de un nivel de melosidad rara vez visto, pero lo más vergonzoso fue lo que se veía proyectado (no mencioné que había proyecciones con un cañón de bastante mala calidad de videos en VHS); una suceción de imágenes de "artistas" sin ningún tipo de criterio de selección, algo más cercano a un video de fiesta de quince, que intercalaba fotos de Gene Kelly, Luis Sandrini (que se llevó todos los aplausos.. diablos, qué feo es vivir en un pais así), Marilyn Monroe, Alberto Olmedo, Juan Carlos Altavista, Charles Chaplin y varios etcéteras.

Ah, y también hubo un número musical inspirado en el wuxia (y mal entendido, esta gente vio El tigre y el dragón y tomó nota, pero no aprendió nada), con Nicole Neumann (por lejos la más carismática del combo, a pesar de que en un momento cantó y en un sketch tenía que hablar en castellano con acento inglés pero perdía el acento cada diez segundos y empezaba a hablar en porteño) colgada de un arnés y volando por los aires. Por último una observación acertadísima que hizo el marido del Capitán durante la cena posterior: "Moria lleva 35 años haciendo esto y todavía no aprendió a bailar".