Recién terminamos de ver Laberinto con mi marido. Hacía un par de años que no la volvía a ver y, como pasa con mucha gente de mi edad, es una película que siempre tuvo una gran importancia para mí. En mi caso porque esa película, junto a otras como La historia sin fin, Los Goonies, E.T., El secreto de la pirámide y las trilogías de Volver al futuro e Indiana Jones, contribuyeron para convertirme en el cinéfilo que soy hoy. Además Laberinto me hizo conocer (y fanatizarme con) Bowie cuando tenía sólo 7 añitos, lo cual, sumado al hecho de que cuando era chico mis hermanos eran adolescentes y escuchaban mucha música, dio lugar a mi melomanía desatada.
Nunca me cansaré de repetirlo, pero ya no se hacen películas familiares como estas. Bah, se las hace, pero son muy pocas. Lo que tienen estas películas es que si uno las ve ahora no perdieron ni un poquito de su encanto. En el caso de Laberinto, sí, algunos efectos especiales están fechadísimos, pero es lindo ver estas cosas bien artesanales. Sí, las canciones de Bowie rebalsan de ochentismo y tienen arreglos bastante cheesy, pero se trata de grandes canciones con grandes melodías. Y sí, el peinado y las calzas que usa Bowie en la película son extremadamente graciosos, cuando se trata de un personaje que debería meter miedo (aunque igualmente en ciertas escenas es aterrador, especialmente en su primera aparición). Pero no me imagino a alguien viendo dentro de 20 años Harry Potter y la piedra filosofal con nostalgia. La mayoría de las películas de ahora tienen fecha de vencimiento; películas como Laberinto o Los Goonies hasta podría decirse que rejuvencen con el paso del tiempo, ya que en cuanto al cine familiar ha habido una terrible involución. Ahora es todo mucho más pacato, más, si se quiere, infantil. Y todo es más obvio. Con la honrosa excepción de HP y el prisionero de Azkabán, las películas del nene mago sobreexplican todo 47 veces como si los niños fuesen estúpidos, lo cual hace que duren más de dos horas y media. Laberinto y La historia sin fin se meten en universos mucho más apasionantes y narran más y mejor en sólo 90 minutos.
En aquellas películas no todo debía ser espectacular y gigantesco. Se podía (para eso está Star Wars), pero no era necesario. Laberinto misma no tiene un gran despliegue técnico. En términos contemporáneos se trataría de una película mínima. Sólo se necesitaron un par de decorados y muchísima imaginación, y gracias a eso tenemos escenas como la de las escaleras que desafían a la gravedad al final, algo que parece salido de un cuento de Lovecraft y es utilizado con maestría por un tipo que sabe exactamente dónde poner una cámara en cualquier momento. Tanto conocimento tenía Henson sobre lo que estaba haciendo que hasta hacía relevantes detalles mínimos. En la escena hacia el comienzo en la que la madrastra de Sarah le dice al padre: "Me trata como si fuera la madrastra mala de un cuento de hadas", Henson registra a la madrastra en un plano que la hace quedar perfectamente como una madrastra mala de cuento de hadas. No creo que Chris Columbus en las dos primeras Harry Potter haga un sólo plano que no fuera "correcto" pero sin conocer el género, que podría haberse tomado desde cualquier otro ángulo y nada hubiese cambiado. Y estamos hablando de un tipo que en los '80 fue guionista de Los Goonies, Gremlins y El secreto de la pirámide. Pero es obvio que no tiene las ideas de puesta en escena que si tienen o tuvieron Henson, Richard Donner, Frank Oz, Spielberg y Zemeckis.
El cast y crew de Laberinto son a todas luces un dream team. Henson dirigiendo, Geoge Lucas produciendo, el ex Monty Python Terry Jones guionando, el gran Trevor Jones haciendo la música, Bowie y Jennifer Connelly actuando. Y la película hasta llega a sobrepasar todo tipo de expectativas. Como fantasía desborda de imaginación, como comedia tiene un timing perfecto. Como cuento de hadas logra climas exactos. Como película de muppets hensonianos, tiene a varias de sus mejores creaciones. Y los personajes son de una ternura increíble, especialmente la bestia Ludo (cada vez que la veo, en el momento en que dice "Sarah, Sarah, Sarah friend" se me caen las lágrimas), el zorro/perro/caballero artúrico Sir Dydimus y su perro/corcel Ambrosius.
Si bien han habido últimamente películas que captaron el espíritu de la mejor época para las películas familiares, como Zathura o el prisionero de Azkabán, da la impresión de que, por lo menos hasta que Spielberg vuelva con Indiana Jones (si es que vuelve, aunque por cómo van las cosas ya parece ser un hecho... ¡cruzemos los dedos!), películas así no se van a hacer nunca más. Es una lástima, pero por lo menos podemos volver a ver en cualquier momento estas películas (que encima ahora están en DVD en Widescreen y todo -aunque AVH tiene un cero por haber editado La historia sin fin en Full Screen-) y volver a sentirnos como en aquellos tiempos, donde a los 7 años podíamos ver películas sin la censura que tienen ahora las películas para chicos (en Laberinto hay una alusión gigante a los alucinógenos en la escena de... bueno, la alucinación de Sarah, Los Goonies está llena de chistes de sexo y drogas), que eran pura aventura y estaban hechas por tipos que sabían exactamente lo que estaban haciendo y cómo se hacía, que conocían los géneros y sus códigos, que sabían poner la cámara donde debía estar -que aunque no parezca importante lo es, y mucho-, que no trataban a su público como tarado, y así nos entregaban películas maravillosas sobre mundos maravillosos en lugar de películas aburridas y obvias sobre mundos que se parecen demasiado al nuestro.
Videitos:
Trailer de Laberinto:
Magic Dance:
El trip de Sarah (As the World Falls Down):
ados al nacer" con Carlos Saul.
Monday, August 14, 2006
What kind of magic spell to use?
Posted by happygilmore at 00:34
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