Friday, August 04, 2006

Paró nomás

Uno postea youtubes y youtube cierra por "remodelaciones". No, así no, ASÍ NO!!! Anyway, ya es vox populi que El tiempo no para se fue a la mierda. Hace un tiempo la novela hizo trampa y cuando tenía un montón de historias a medio terminar se salteó un año. Y desde ese momento que no pasa un carajo. Bah, pasan cosas, pero todo va por el lado del cliché telenovelístico más rancio. Uno de esos clichés funcionó, por lo menos como trash, en el episodio de hoy. Me refiero a una escena en la que Belén Blanco, o sea Jackie, o sea la perra, empieza a brotarse y a decir "Esa plata es mía!!! Mía!!! Mía!!!". Ese momento, voluntariamente o no, fue uno de los más graciosos que vi desde que empecé a ver el programa. Es el típico momento de cualquier telenovela en el que "la mala" empieza a demostrar no sólo que es mala (cosa de la que no nos quedaba ninguna duda), sino que además le faltan absolutamente todos los jugadores. Nunca fue un personaje muy en sus cabales, pero hoy, mientras gritaba eso con una mirada completamente desorbitada, se logró un momento cómico que, repito, dudo que haya sido deliberado, pero por ese momento se me pasó por la cabeza que tal vez Constanza Novick, ya cansada de una historia que no iba a ningún lado, se le dio por utilizar esos clichés, parodiar el género y cagarse de risa con él. Pero si bien confío en la inteligencia de CN (después de todo, escribió Son o se hacen, uno de los momentos más altos de la TV argentina de los últimos años), creo que eso fue sólo una impresión mía.
Igualmente si por algo se sostiene la novela es por sus pasos de comedia, cosa que siempre me pareció lo más logrado. Es cierto que ya no se explota lo suficiente a aquel duo cómico insuperable integrado por Matías Marmorato y The Artist Formerly Known As Sofía Gala, pero debo decir que las escenas entre Birabent y Dolo Fonzi realmente me resultan logradas. Hay algo en la ingenuidad de esos personajes que los hace irresistibles, y ambos actores tienen mucha química. No sé, a mí me causa mucha gracia el histeriqueo entre ellos dos.
Ahora bien, eliminen YA al insufrible Emanuel Ortega y su ídem personaje. Sus escenas no causan más que verguenza ajena; ni siquiera resultan graciosas desde un lado trash, como sí sucede con varios de los demás elementos de este coso horrible que ni cuando no pasa nada uno puede dejar de ver.
Y una última cosa, ¿soy sólo yo o "Tesoro, el contratista" está muy pero muy bueno?